lunes, marzo 30, 2009

Sublimando: Cómplices.

Cómplices.Él moriría, y con él, el vértice de la esperanza y la pasión; la casa quedaría vacía y ella, sola (eso les haría creer a todos); y para que el dolor de la pérdida no siguiera en carne viva, se mudaría a la ciudad; allá, se encontrarían.Un plan simple;antes, ella habría cobrado el seguro de vida de él.Un futuro de gloria y sabor a confort en el paladar, producto de la estafa.Él, no haría más que simular su muerte; un truco (y alguna que otra previsión);movimientos de ajedrez; de alfiles, reinas y reyes; estrategias calculadas de antemano.
Convinieron que ella fingiría enamorarse perdidamente del juez del pueblo y él tendría que sufrir que se acostara con otro, por eso, como buena esposa que era, le dió ánimos para poder soportarlo durante largas horas bajo las sábanas cumpliendo sus fantasías.
Todo por amor, por el amor que se profesaban; en eso debía pensar él, con religiosidad, cada vez que la imaginara fingiendo orgasmos siendo penetrada por sus orificios naturales; para luego volver a los límites de la realidad cuando ella regresara y le abrasara los labios con sus labios mordidos por otros, en señal de reverente sumisión al sacrificio que por ambos había hecho. En el boliche lo miraban de una manera cuando él no los veía y de otra cuando los miraba.De todas formas, sabía cómo era la cosa, no podían engañarlo, se reían porque era vox populi que su mujer lo corneaba.Todo el mundo sabía que ella se arrodillaba bajo el escritorio del juez, mientras éste encarcelaba asesinos y dictaba sentencias que terminaban indudablemente en garabatos indescifrables, plasmados con tinta china en los libros de páginas numeradas;pero gracias a eso, cuando llegara el momento, ni siquiera se molestaría en ver el informe forense para decretar su muerte.
Hablaron también sobre reasegurarse; deberían contar con la aprobación del médico del pueblo; tanta como para no dudar en darlo por muerto, cuando ella lo requiriera sensual, el día en que la policía lo llevase al lugar en el que encontraría a su difunto marido.
Ella se cuidó de que el celoso juez no lo constatara, pero descuidó que mucha gente la viera boca abajo en la camilla del viejo consultorio de ventanas indiscretas.
Como la sonrisa de triunfo se filtra a través de la máscara de la petulancia, por las dudas, ella comenzó a ver de cerca el brillo del sable del comisario.Así que a partir de ese momento, en el boliche nadie simuló y todos lo trataron como lo veían: un cornudo hecho y derecho mientras se incendiaban las risas como bengalas alrededor de las dos mesas de truco.
El comisario del pueblo, nada menos, famoso por bien dotado, también era amante de su mujer; así lo habían convenido por seguridad, por amor, por precaución, para que llegado el momento no metiera la nariz en la muerte de él.
Ella llegaba a la comisaría y los milicos debían abandonar la siesta para huir en estampida tras rebencazos en el aire cuyo eco hacía simbiosis con los gruñidos de bárbara felicidad de la máxima autoridad policial.Y a ella, le resultaba difícil abstraerse de la lúgubre belleza del calabozo donde el comisario, invariablemente, la sodomizaba sin lubricante; y cuando dijo que había encontrado a su marido tirado allí, en el suelo, junto a dos frascos sin restos de píldoras somníferas,él susodicho ni se dignó a constatarlo y ordenó que llevaran al suicida a la morgue mientras consolaba a la viuda en el vehículo policial.
El médico pidió que ella estuviera presente en la sala, y allí estuvo, succionándole al facultativo su firma en la partida de defunción para que nada se interpusiera entre ellos.
Dos horas más tarde, el juez la vió llegar a su encuentro; se le colgó de los hombros y pidió que los dejaran a solas un momento y recién cuando la erección judicial abandonó su postura rígida, le hizo firmar el documento declarando probadamente difunto a su esposo.
Cuando despertó mansamente del letargo inducido, el sonido de un mar encrespado de suelas yéndose hacia la salida, bajo un cielo de murmullos piadosos y chusma, zumbando entre los pinos del cementerio, llegó a sus ansiosos oídos. La luz del teléfono celular, escondido entre sus manos cruzadas sobre el pecho, vibró con un sms de ella,mutilando la cerrada oscuridad del ataúd.
—«Mi tesoro... debo atender al señor enterrador...» (ese punto se lo habían olvidado!),pero ella estaba capacitada para resolver cualquier problema en el acto y ahí afuera , vista por los ojos de los muertos en las fotografías esmaltadas que se salpicaban en esa galería de nichos, ella, por amor, fingió un orgasmo con la penetración del sepulturero....dos, en realidad....bueno, tal vez tres.
Oía el tintinear de la cuchara del albañil cuando otro sms de ella iluminó su rostro.
—«Morite!»
El espanto sumó espanto, cuando se dió cuenta de que el nuevo amante no dejaba de poner ladrillos y cemento aislando así a su grito desesperado de auxilio.

25 comentarios:

Yoga Vasistha dijo...

Que se joda por pelotudo y por cornudo!!!!

Romina E. dijo...

Ups! Genial y atrapante..
Me gusto mucho, Besos

Emilio Gallegos dijo...

Buena entrada, me asomo de vez en cuando para vuscar estas entradas que formas con tu estilo tan peculiar que tienes..Felicidades...

Damian dijo...

Ah pero que turrita resultó.
Basado en una historia real?

GABU dijo...

Hay genteS para absolutamente todo!!!

Y pensar que encima duermen tranquilìsimas!!!

P.D.:Yo,sinceramente no podrìa (ni pude opcvio),quitarle el pan de la boca a nadieS...

Hay de todo el la viña del señor,eh?!

BESITUPPPPP

La otra parte de mí dijo...

AMIGOS DEL DUENDE,jajaj,pobrecito tipo che!!
ROMINA,gracias!!
NAJ_GALL,gracias!!
DAMIAN,jajjaj,sabés que los escritores tenemos mucha imaginación...
GABU,siii,tal cual..hay de todo en este mundo y mujeres como ésta ...más..la realidad supera ampliamente la ficción!!

Chiru dijo...

pobre tipo
(a veces la ficción supera tanto a la realidad ;) )

y bué: 4 pelos de cocha tiran más que una yunta de bueyes.

(pensar que hay tantos tipos que piensan con la cabeza del pene nomás)

Porque más allá del futuro difunto, me quedé pensando e todos los cómplices.

excelente historia, y relatada de una forma muy atrapante

chapeaux!

Anthoyne dijo...

La promiscuidad tiene ribetes que dificilmente pueden controlarse...en la campala de Gaus de las emociones, el sexo se ubica a un 99% del origen.

Moraleja: El que no garcha se deja y el que no se entierra.

muchasmiradas dijo...

Muy bueno.
Atrapante historia, me imaginé que lo iba a dejar morir.
Muy hija de p....la señora.

серый человек (P) dijo...

Como comentaría esa conocidisima filosofa y pensadora argentina Isabel "Coca" Sarli..."es que tengo fiebre uterina, no puedo con mis hormonas" :p

Excelente historia! Besos!

La luna dijo...

Adhiero, que se joda! :P

La otra parte de mí dijo...

CHIRU,gracias!!
ANTONIO,ajajjaj,buenísimo su comentario!!qué haría yo sin ellos?(los comentarios..digo..eh..jajja)
MUCHAS MIRADAS,gracias por leerlo y dejar tu comentario.
?????,vamos Coca todavía!!!genial!!
CLRA,ajajja,pobrecito,lo mataste otra vez!!

Ámbar - L@M@g@ dijo...

cautivante

María Gabriela Costigliolo dijo...

muy bueno, pobre cornudo... un beso

Mil veces debo dijo...

No hay que menospreciar ciertos dones inherentes a la mujer...
Mil cariños

Anónimo dijo...

Ella no lo quería a él y él no la quería a ella.

La otra parte de mí dijo...

AMBAR,gracias.
GABY,beso para vos también!gracias por pasar y dejar tu comentario.
MILVECESDEBO,noooooo
LUCY,mmmmmm,ella se quería a si misma...y el ..el hacía lo que podía..

Gauchita Pero No Gil dijo...

Muy interesante!!

LUIS TORRES dijo...

Ohh que manera de contar tu relato, le puede pasar a cualquira..

saludos.

Anónimo dijo...

Esto si que se puede decir ampliamente que le saliò el tiro por la culata al pobre cornudo jajajaja!!!!

¡Excelente texto! Me atrapò.

Besitos de a mil♥

La otra parte de mí dijo...

GAUCHITA,gracias!!
LUIS,Dios nos libre!!jaja
KUKI,siii,jajja gracias!!

Mariela Torres dijo...

Espeluznante. Muy buen relato, lo leí sin respirar casi, y el final me sacudió.

Besos.

Nisskapizca dijo...

coincido con la idea de espeluznante...

un abrazo.

muy buen relato!

Ariel De Castro dijo...

y???
quiero cosas nuevas!!!

La otra parte de mí dijo...

MARIELA,gracias!!
PIZCA,gracias!!
ARIEL,ok,ya actualizo,es que estoy estudiando mucho!!besos.